
¿Sabes por qué nos duele tanto amar?
Porque antes incluso de pronunciar nuestra primera palabra, alguien ya decidió quién teníamos que ser. Mucho antes de reconocer nuestro rostro en el espejo, fuimos
Un rincón donde las palabras se desnudan sin pedir permiso. Aquí escribo lo que no encontró lugar en mis libros, lo que late entre sombras y lo que nunca se dice en voz alta. Tal vez no deberías leerlo… pero ya estás aquí, y las puertas están abiertas.
Porque antes incluso de pronunciar nuestra primera palabra, alguien ya decidió quién teníamos que ser. Mucho antes de reconocer nuestro rostro en el espejo, fuimos
Me arrastro sobre los escombros de los mismos errores, idénticos en forma y en filo, como si la repetición fuera un rito y la caída,
Siempre he sentido una incomodidad visceral al exponerme. Me parece ridículo hablar de lo que hago como si tuviera que empaquetarlo y venderlo, como si